- Los elfos tienen una leyenda - susurró, pensativa mientras miraba al mago a los ojos, intentado adivinar el porqué de su pesar - acerca de la Reina del Invierno, que durante las tormentas de nieve recorre el país en un trineo tirado por un caballo blanco. Mientras viaja, la reina siembra a su alrededor esquirlas de hielo, agudas, duras y pequeñas, y pobre de aquel al que las esquirlas le den en los ojos o en el corazón. Este aquél estará perdido. Nunca nadie será capaz de alegrarlo, todo lo que no posea la blancura de la nieve le parecerá feo, repugnante, asqueroso. No dormirá en paz, lo dejará todo, partirá en busca de la reina, en busca de sus sueños y de su amor. Por supuesto, nunca la encontrará y morirá embargado por la nostalgia.
No sabía a ciencia cierta por que le contaba está leyenda, quizá fuera porque sus ojos apagados le recordaban el relato que escuchara de Olvaerr. Sin embargo, por sobre eso, Lucienne sabía lo que le ocurría al humano, lo conocía muy bien…
Elvenking - The divided heart
junio 06, 2007
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